El Gaudium pública: CUANDO ME IBA A CASAR QUEDÉ EMBARAZADA Y MI NOVIO HUYÓ.

El Gaudium pública: CUANDO ME IBA A CASAR QUEDÉ EMBARAZADA Y MI NOVIO HUYÓ.

CUANDO ME IBA A CASAR QUEDÉ EMBARAZADA Y MI NOVIO HUYÓ

Martes 7 de Diciembre de 2010 por P. Jose de Jesus ·

Padre José de Jesús:

El Semanario Gaudium ha sido un guía para mi familia y para mí, ya que por los temas que aparecen ahí, tenemos la oportunidad de formarnos y formar a nuestros hijos.

Yo quisiera hacer la invitación para todos los católicos, que adquieran este periódico, ya que a veces nos complicamos la vida buscando en lugares equivocados sobre alguien que nos pueda proporcionar ayuda, sabiendo que es tan fácil adquirirla por medio de este maravilloso periódico.

Por otro lado padre, quisiera comentarle una situación muy lamentable que he vivido.

Yo soy mamá soltera. Acepto que me equivoqué, puesto que cuando yo era joven, creí en el amor verdadero, aunque de una manera errónea, ya que tenía mi novio, y nos queríamos demasiado. Ambos pertenecíamos a un grupo de la parroquia, y yo estaba segura de su amor, como él estaba seguro de mí. Él venía de lejos con sus padres y sus hermanos, era de Oaxaca, y estaba en el Bajío por cuestiones de trabajo de su papá y de él, ya que laboraban en la misma empresa.

Duramos como unos cinco años de novios, y un buen día decidimos casarnos. Fue un día especial en mi vida, ya que consideraba que era la mujer más afortunada del mundo, porque me había concedido a alguien que me aceptara, me valorara como mujer, y quisiera unir su vida con la mía hasta que la muerte nos separara.

Nos casamos al civil, e hicimos una pequeña comida para festejar la unión matrimonial. En unos tres meses sería la boda por la Iglesia, y esperábamos ansiosos la fecha de la boda.

Sin embargo, cometimos un error fatal que no se lo deseo a nadie. Él me pidió que tuviéramos relaciones sexuales, y eso me sorprendió porque habíamos hablado que, eso lo dejaríamos hasta estar bien casados ante Dios. Su insistencia fue tanta que accedí a hacer lo que él me pedía.

Aparentemente fue una entrega de amor y al fin y al cabo estábamos por casarnos, dijo él, y por eso accedí, porque lo noté muy insistente. En el siguiente mes, yo noté algo raro en mi cuerpo, y acudí al médico; me dio la noticia que estaba embarazada. En realidad, a mi no me sorprendió eso, porque incluso yo me lo esperaba, y no me preocupé porque ya éramos esposos al civil, y pronto lo seríamos ante Dios. Pero cuando le dí la noticia, lo noté algo raro, aunque me dijo estar contento. En los siguientes días, no acudió a mi casa como lo hacía habitualmente. Después, me dijo que tenía que irse de la ciudad por cuestiones de trabajo, y que tenía que partir toda su familia hacia Chihuahua. Eso me partió el alma, pero si yo le había prometido amor para siempre, lo seguiría a donde fuera necesario. La sorpresa es que, él no quiso que lo acompañara, pues me dijo que volvería en 15 días, y seguir arreglando lo de la boda. Me dejó el número de teléfono, la dirección, y se fue. Pasaron los 15 días que dijo, y no volvió, me comuniqué con él por teléfono, y me dijo que ya no volvería, que el trabajo se lo impedía. Cuando le pregunté qué había de nuestro hijo, él me dijo que iba a ir ya sólo para casarse, que arreglara todo. Mi papá no quiso que arreglara nada hasta que él viniera. Yo le comuniqué lo que me dijo mi papá, y se molestó, diciendo que si no confiaban en él, entonces ahí dejaba todo, que ya no volvería jamás.

Después, ya no se comunicó, y las veces que yo le hablé fue muy cortante, y no quiso saber nada de mí ni de mi hija. Luego platicando con algunos compañeros del coro de la parroquia, me dijeron que supieron que él era casado, y por eso se fue. Yo me sentí morir. Se llegó el tiempo de que tuve a mi hija, y pretendientes no me faltaron; sin embargo, yo no quise saber más de hombres, porque quedé marcada con esta dura experiencia.

Ahora, tengo graves problemas con mi hija que ya tiene 14 años, porque le privo de amigos, fiestas, y más. Ella me dice que es por lo que me pasó con su papá, pero que ella no va a ser igual que nosotros, que no va a cometer el mismo error que yo. Nos queremos mucho, pero a mí me da miedo de que le vaya a pasar lo mismo. Ahora se ha vuelto un problema de todos los días, y siempre estamos peleando. ¿Qué hago?

Sonia Villa

Sonia:

Gracias por leer el periódico y por transmitir ese ánimo de formación a nuestros lectores. También gracias a tu familia por permitirnos entrar a tu hogar cada semana.

La experiencia que tú narras, pareciera ser de telenovela, pero hay quien dice que “la realidad supera la imaginación”, y esto casos nunca faltan.

Considero que la experiencia que tú viviste te ha causado mucho dolor, y tal vez no has podido superar esta experiencia que marcó no solamente tu vida, sino también la de tu hija. Es necesario enfrentarse a nuestros obstáculos para poder seguir adelante en la vida, y más aquellos que nos han causado algún dolor. Cuando una persona ha tenido algún accidente automovilístico, es conveniente que no deje de conducir, porque si no lo hace, siempre tendrá fobia no sólo a conducir, sino a subirse en cualquier automóvil. De la misma manera cuando alguien tiene algún infortunio en el agua, es necesario que se enfrente nuevamente a ella para que no tenga algún problema en el futuro.

Creo que es algo semejante tu caso, y considero que es tiempo de que superes este trauma que ha marcado tu vida. Ábrete con alguien profesional, para que puedas superar esto, y no lo transmitas a tu hija, porque si no, ella puede adquirir otro tipo de complicaciones con la autoridad. Creo que ya de por sí es carente de una figura paterna, y sería lo peor que tuviera alguna otra complicación psíquica.

Desde luego, no quiero decir que le des puerta abierta a todos sus deseos, sino que, en primer lugar te atiendas tú, y una vez viendo las cosas con más objetividad, podrás actuar en consecuencia. Probablemente ella tiene razón. Cada quien asume sus propias consecuencias. Creo que ella tiene que ser una jovencita normal sin privaciones o cumplidos extraordinarios.

Me comentas que se quieren mucho, y eso facilita las cosas. Platica con ella sobre la posibilidad de atenderse, y que es en bien de la familia. Busca el apoyo también de tus padres, tus hermanos, que en este caso, juegan un papel importante para el crecimiento y madurez de tu hija.

Encomiéndate a Dios, confiésate, asiste a misa y comulga, busca la paz y reconcíliate con tu pasado. De las caídas aprendemos para ser mejores. Levántate, y sigue adelante.

P. José de Jesús Ibarra Andrade

ibandrade@yahoo.com

Acerca del autor

Temas relacionados

Deja un comentario

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.