Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33 Día 21. Soy Reina de la Familia.

Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33 Día 21. Soy Reina de la Familia.

Consagración al Inmaculado Corazón de María de los 33
Día 21. Soy Reina de la Familia.

 

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Pasos para cada día:
1. Rezo del santo Rosario, meditado y con letanías de la Virgen
2. Meditación del día y una virtud.
3. Coronilla de protección.
4. Letanías al Inmaculado Corazón de María.
5. Oración final
6. Consagración (para el día de la festividad o al terminar los 33 días.

 

 

 

1er. Rezo del Santo Rosario

Gozosos: lunes y Sábados
Dolorosos: martes y miércoles.
Luminosos: jueves
Gloriosos miércoles y domingos.

Jaculatorias para rezar en cada decena del Santo Rosario:
Oh Jesús mío, perdona nuestros pecados, líbranos del fuego del infierno y llevad al cielo todas las almas, especialmente las más necesitadas de vuestra misericordia.

 

Dios mío yo creo, adoro, espero y os amo, os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman.

 

Santísima Trinidad: Padre, Hijo y espíritu Santo, os adoro profundamente, os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo presente en todos los Tabernáculo del mundo, en reparación de los ultrajes, de los sacrilegios y de las indiferencias con los cuales es ofendido.
Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María os pido por la conversión de los pobres pecadores.

 

 

Día 21. Soy Reina de la Familia

Hijos míos: dad beneplácito a mi Inmaculado Corazón convirtiéndoos del todo al Señor, Dios sumamente

compasivo y misericordioso para con el pecador, Dios, en el que podréis encontrar toda complacencia.

Da beneplácito a mi Inmaculado Corazón y abridme las puertas de vuestro hogar que soy Reina de las familias; familias que deben transformarse en un segundo hogar de Nazaret con un toquecito de mi amor maternal; familias que deben permanecer unidas, ligadas dulcemente a nuestros Sacratísimos Corazones; familias en las que debe primar el diálogo, la tolerancia y el respeto mutuo; familias que deben ser escuela de valores porque es aquí, la Iglesia doméstica, donde se construye, se edifica el proyecto de los hijos.

 

Yo soy Reina de las familias y os llamo a la fidelidad conyugal; no hagáis de vuestros lechos matrimoniales nidos de demonios, porque el adulterio es la puerta abierta que ha llevado a muchísimas almas a la condenación eterna; allí, en el infierno, este pecado es castigado con máxima crueldad porque el matrimonio es un sacramento, una fuente de gracia para la santificación y la salvación.

 

Yo soy la Reina de la familia. Reina que os pide un puesto de importancia en vuestro hogar. Reina que debe ser homenajeada con su oración predilecta, el Santo Rosario. Rosario que, rezado en familia, os une en amor ágape; el enemigo no podrá entrar al seno familias, porque con el prodigio de la oración, las puertas y ventanas son cerradas; raudales de bendiciones os lloverán del Cielo como susurros de brisa suave, porque tendréis como intercesores: la corte celestial durante vuestras vidas y en la hora de la muerte.

 

Yo soy la Reina de la familia. Reina que os concederá una gracia especial, si atendéis a mi llamado, porque Satanás ha entrado en vuestros hogares por medio de la televisión y del internet, os está desuniendo, os está robando el tiempo para que no oréis, os entretiene sutilmente para sustraeros de las cosas de Dios.

 

Yo soy la Reina de la familia. Reina que quiere perfumar vuestra casa con su presencia, reina que os quiere preservar del adversario porque él pretende destruir y acabar con las familias; familias que están perdiendo identidad, familias en las que ha penetrado el espíritu de división, familias en las que poco se cultivan los valores espirituales y religiosos.

 

Yo soy la Reina de la familia. Familia que, en este final de los tiempos, está siendo semidestruida por la influencia del modernismo, está tiñéndose de oscuridad, porque muchos padres han perdido autoridad sobre sus hijos; hijos que quieren gobernarse por sí solos, hijos que carecen de la figura paterna o materna, hijos que les ha tocado vivir un tiempo fuerte de confusión porque estáis en la época que a lo bueno se le llama malo y a lo malo, buenos.

 

Yo soy la Reina de la familia y os traigo un mensaje esperanzador: muy pronto mi Inmaculado Corazón triunfara: muy pronto, muy pronto veréis cielos nuevos y tierra nueva; muy pronto veréis a la mujer vestida de sol pisando con su talón la cabeza de las serpiente; por eso hijos míos: atended a mi llamado de conversión, volved al seno de vuestro Padre; Él os espera para abrazaros como a hijos pródigos. Él os espera para quitar los ropajes de mendicidad que lleváis puestos y vestiros con trajes nuevos. Él os espera para recibiros con una gran fiesta; fiesta porque habéis vuelto a su regazo Paternal; fiesta porque habéis respondido con prontitud a mi solicitud: fiesta porque al fin reaccionasteis, despertasteis de vuestro sueño, os propusisteis hacer de vuestra familia un encuentro reciproco de amor, tienda de encuentro porque allí habita Dios, allí están los Santos Ángeles que le adoran, allí está san José proveyéndoos del pan, allí estoy yo arropándoos bajo la orla de mi manto celestial y dándoos alimento sólido; porque una vez iniciasteis el proceso de consagración a mi Inmaculado Corazón y os estáis haciendo más maduros en la fe; estáis formando parte de mi Ejército Victorioso, estáis recibiendo la armadura de Dios para que batalléis como soldados rasos, estáis recibiendo la marca de los elegidos de Dios.

 

Hijos carísimos: volved a Dios. No cambiéis las leyes de Dios, vivid de acuerdo a sus preceptos, legalizad las uniones irregulares bajo los Sacramentos del Matrimonio. No pongáis en alto riesgo vuestra salvación. No contristéis más el Sacratísimo Corazón de Jesús. Consolidad familias de acuerdo al Santo Querer del Señor. El adversario, Satanás, las quiere disolver, influye en el corazón de los hombres para que se acepten y promuevan leyes permisivas, leyes perniciosas que llevan a la degradación moral, al distanciamiento con Dios porque el Cielo jamás aprobará leyes contrarias a las enseñanzas del Divino Maestro.

 

 

Virtud de la veracidad (verdad)

Caminad por los senderos de mi Amor Santo. Senderos adornados de rosas de esplendidos colores. Senderos en los que se os exige renuncias, cambios notorios. Senderos angostos que os llevan al Cielo. Senderos por los que iréis subiendo cimas, cimas a la santidad.

 

Si optáis en habitar en uno de los Aposentos de mi Amor Santo debéis sacar de vuestro corazón e feo vicio de la mentira, vicio que os hace parecidos a Satanás porque él es el padre de ella; vicio que os traerá problemas, vicio que os hará remedos del demonio, vicio que es enfermedad mortal que os mata en vida, vicio que se lleva la luz de vuestro corazón, corazón que pierde su hermosura, su lozanía; corazón que pierde el aroma de Cristo ya que la mentira produce olor nauseabundo, mortecino.

 

Hijos míos: hablad siempre con la verdad. Por la verdad murió Cristo. Por la verdad muchos de los santos que hoy gozan de la visión beatifica de Dios en el cielo fueron mártires del gran amor del Amor Divino. La verdad hace de vuestro corazón un manantial de aguas claras, límpidas.

 

La verdad os da brillo, luz, es como un lucero que os posee. La verdad es como la alborada de la mañana en que la oscuridad se diluye para dar paso a la claridad del día.

 

La verdad es como el sol radiante en vuestro corazón, sol que os cubre con su resplandor, os cobija con sus rayos potentes.

 

¿Por qué mentir, hijos míos, si sois hijos de la verdad?

 

Llevadla colgada al cuello como si fuese un collar de perlas finas.

 

Llevadla bien guardada en vuestro corazón como si fuese vuestro máximo tesoro. Llevadla en vuestros labios como si fuese dulce miel.

Llevadla en vuestros pensamientos como única razón para existir.

 

No os engañéis a vosotros mismos, reconoced que las mentiras piadosas no existen.

 

Actuad siempre como en la luz del pleno día.

 

La verdad es sabiduría, valentía.

3. Coronilla de Protección

 

En cada Padre Nuestro:
Ave María Purísima, sin pecado concebida, hija de San Joaquín y santa Ana, María Santísima.

 

En cada Ave María (diez veces)
V. ¿Quién como Dios?
R. Nadie como Dios.

 

En cada Gloria:
V. Huid poderes malignos
R. venció Cristo el Señor.

 

Al final del Rosario:
V. Corazones Triunfantes de Jesús y de María.
R. Reinad en mi vida y en mi corazón. Amén.

 

Letanías al inmaculado Corazón de María

V/ Señor, ten piedad.
R/ Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, ten piedad.
R/Cristo ten piedad de nosotros.
V/Señor, ten piedad.
R/Señor, ten piedad de nosotros.
V/Cristo, óyenos.
R/Cristo óyenos.
V/Cristo, escúchanos.
R/Cristo, escúchanos.
V/Dios, Padre celestial.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Hijo Redentor del mundo.
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/Dios, Espíritu Santo
R/Ten Misericordia de nosotros.
V/ Trinidad Santa, un solo Dios.
R/ Ten Misericordia de nosotros.
Santa María, Corazón Inmaculado de María. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lleno de gracia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vaso de amor más puro. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consagrado integro a Dios. Ruega por nosotros.
Corazón de María, preservado de todo pecado. Ruega por nosotros.
Corazón de María, morada de la Santísima Trinidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, delicia del Padre en la Creación. Ruega por nosotros.
Corazón de María, instrumento del Hijo en la Redención. Ruega por nosotros.
Corazón de María, la esposa del Espíritu Santo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abismo y prodigio de humildad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, medianero de todas las gracias. Ruega por nosotros.
Corazón de María, latiendo al unisonó con el Corazón de Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, gozando siempre de la visión beatifica. Ruega por nosotros.
Corazón de María, holocausto del amor divino. Ruega por nosotros.
Corazón de María, abogado ante la justicia divina. Ruega por nosotros.
Corazón de María, traspasado de una espada. Ruega por nosotros.
Corazón de María, coronado de espinas por nuestros pecados. Ruega por nosotros.
Corazón de María, agonizando en la Pasión de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, exultando en la resurrección de tu Hijo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, triunfando eternamente con Jesús. Ruega por nosotros.
Corazón de María, fortaleza de los cristianos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, refugio de los perseguidos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, esperanza de los pecadores. Ruega por nosotros.
Corazón de María, consuelo de los moribundos. Ruega por nosotros.
Corazón de María, alivio de los que sufren. Ruega por nosotros.
Corazón de María, lazo de unión con Cristo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, camino seguro al cielo. Ruega por nosotros.
Corazón de María, prenda de paz y santidad. Ruega por nosotros.
Corazón de María, vencedora de las herejías. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Reina de Cielos y tierra. Ruega por nosotros.
Corazón de María, de la Madre de Dios y de la Iglesia. Ruega por nosotros.
Corazón de María, que por fin triunfarás. Ruega por nosotros.

 

Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Perdónanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Escúchanos Señor.
Cordero de Dios que quitas el pecado del mundo.
Ten misericordia de nosotros.

 

V/ Ruega santa Madre de Dios
R/ Para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

Oremos:

Tú que nos has preparado en el Corazón Inmaculado de María una digna morada de tu Hijo Jesucristo, concédenos la gracia de vivir siempre conforme a sus enseñanzas y de cumplir sus deseos. Por Cristo tu Hijo, nuestro Señor. Amén.

5. Oración final.

Santísima Virgen María, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, preparadme con vuestras lecciones de amor al segundo advenimiento de vuestro Hijo Jesús.

Avivad mis sentidos para que guarde en mi corazón vuestras enseñanzas, enseñanzas que son doctrina segura que me adentran al cielo. Despertad en mí: celo insaciable por la salvación de mi alma. Desapego al mundo y anhelos de santidad.

 

Instruidme en la ciencia de la cruz para que acepte con beneplácito el sufrimiento y me haga heredero de uno de los aposentos de vuestro Inmaculado Corazón.

 

Arropad todo mi ser con vuestros rayos de luz para que seáis mi Maestra y yo vuestro, discípulo que imite vuestras adorables virtudes para ser bien visto ante los ojos de vuestro Hijo. Fortalecedme en este tiempo de la tribulación, cercenad mi corazón con vuestra espada de doble filo y heridlo de amor, para que vuestra presencia siempre me acompañe hasta el día del retorno de Nuestro Señor Jesucristo.

 

Madre celestial, Maestra del apóstoles de los últimos tiempos, preservad nuestra Iglesia frente a toda apostasía, herejía y cisma.

 

Conservadnos fieles a la Tradición de la Iglesia e instruidnos con vuestra Sabiduría Divina para que la luz del Espíritu Santo acreciente nuestra fe, nos muestre el camino de salvación y lleve nuestro corazón a la santidad.

 

Madre celestial, Maestra de los apóstoles de los últimos tiempos, guardad al resto santo en vuestro Inmaculado Corazón hasta el día de la segunda llegada de vuestro Amadísimo Hijo Jesús.

Amén.

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