El primer amor jamás se olvida.  ¿Me amas?… Sígueme.  Papa Francisco Hora Santa Parroquia de San Pío X

El primer amor jamás se olvida. ¿Me amas?… Sígueme. Papa Francisco Hora Santa Parroquia de San Pío X

El primer amor jamás se olvida. Papa Francisco

Hora Santa

Parroquia de San Pío X

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Se reza la Estación del Santísimo Sacramento…

Señor Jesús en tu divino Corazón queremos depositar a todos los Obispos y sacerdotes del mundo para que Tú los animes y les des la fortaleza en los momentos difíciles, dales salud y la gracia que necesitan en especial te pedimos por el Arzobispo Alfonso Cortes, P. Eduardo Contreras y el P. Juan Rodríguez dales discernimiento para que continúen la obra espiritual que Tú les has encomendado.

 

 

 

Lectura del Santo Evangelio según san Juan 21, 15-19 De pie

En aquel tiempo, le pregunto Jesús a Simón Pedro: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas más que estos?” Él le contesto: “Si Señor, tú sabes que te quiero” Jesús le dijo: “Apacienta mis corderos”

Por segunda vez le pregunto: “Simón, hijo de Juan, ¿me amas?” Él le respondió: “Si Señor, tú sabes que te quiero” Jesús le dijo: “Pastorea mis ovejas”

Por tercera vez le pregunto: “Simón, hijo de Juan, ¿me me quieres?” Pedro se entristeció de que Jesús le hubiera preguntado por tercera vez si lo quería y le contestó: “Señor, tú lo sabes todo, tu bien sabes que te quiero” Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas”

Yo te aseguro: cuando eras joven, tú mismo te ceñías la ropa e ibas a donde querías, pero cuando seas viejo, extenderás los brazos y otro te ceñirá y te llevará a donde no quieras” Esto se los dijo para indicarle con qué género de muerte habría de glorificar a Dios. Después le dijo: “Sígueme”

Palabra del Señor

Releemos en silencio y en voz alta compartimos la frase que más nos llegue al corazón.

Canto

Oh Jesús te adoramos, Ven quédate con nosotros.

Tú eres el Dios vivo, que bajas a la tierra
Y te haces alimento para darnos la vida

En torno a tu mesa un solo cuerpo somos
En caridad unidos por el don de tu Cuerpo.

 

 

El primer amor jamás se olvida. Papa Francisco

 

El primer amor jamás se olvida. Y esto vale para los obispos y los sacerdotes, que deben siempre recordar la belleza de su primer encuentro con Jesús. Y deben después ser pastores que siguen paso a paso al Señor, sin preocuparse de cómo acabará su propia vida. Son los puntos esenciales del ministerio episcopal y sacerdotal.

El diálogo entre Jesús y Pedro citado en la conclusión del Evangelio de san Juan. Es uno de los muchos diálogos «bellos» de Jesús, en la línea de aquellos con «el ciego, la samaritana, el enfermo en la piscina». El coloquio con Pedro es «tranquilo», se desarrolla «después de la resurrección» y también «después de un buen desayuno». Y precisamente en este pasaje del Evangelio, «el estilo de diálogo que nosotros sacerdotes, es decir, sacerdotes y obispos, debemos tener con el Señor». Así, con explícita referencia a «nuestro diálogo con Jesús», propongo cuatro puntos de reflexión.

Juan cuenta que «tres veces el Señor pregunta a Pedro si lo ama, si lo quiere». Esto significa, que «el amor que el Señor quiere de un obispo, de un sacerdote es más grande que el de los demás: es único, siempre más». A la tercera pregunta de Jesús Pedro «se entristeció, quizá porque imaginaba cuando había negado a Jesús. Y todavía más, se entristece por la duda: ¿por qué me pregunta estas cosas?».

La respuesta es clara: el Señor quería llevarlo de nuevo «a tiempos pasados, a aquella primera tarde, cuando encontró a su hermano Andrés», quien después encontró a Pedro y le dijo: « ¡Hemos encontrado al Mesías!». En una palabra Jesús quería llevar de nuevo a Pedro «al primer amor». Así «cuando el Señor nos pregunta a nosotros sacerdotes si lo amamos, quiere llevarnos al primer amor». Al respecto, Jeremías: «Me acuerdo de ti, recuerdo tu cariño juvenil, el amor que me tenías de novia, cuando ibas tras de mí por el desierto»

Se trata, por lo tanto de regresar a «ese primer amor que todos hemos tenido». Y es precisamente «para renovar este amor de hoy, que el Señor quiere que nosotros nos acordemos del primer amor».

Muchas parejas de esposos «que celebran el quincuagésimo o sexagésimo aniversario de matrimonio». Y «yo siempre les pregunto: ¿pero cómo les fue?». Su «respuesta, hemos vivido de todo: uno dice una cosa, uno dice la otra…». Pero en sus testimonios, destacó, hay siempre una expresión: « ¡Somos felices!». Dos esposos, que celebraban sesenta años de matrimonio, respondieron: «hemos discutido» pero estamos «enamorados como el primer día».

Es la misma pregunta que se deben hacer también los obispos y los sacerdotes, para entender cómo va el amor de hoy con Jesús: « ¿estoy enamorado como el primer día? ¿O el trabajo, las preocupaciones me hacen un poco mirar a otras cosas y olvidar un poco el amor?». En los matrimonios, reconoció el Papa, reñir es normal, también porque «cuando no hay amor no se riñe, se rompe». He aquí, entonces, el motivo por el que Jesús hace esas tres preguntas a Pedro: «para llevarlo al primer amor». Porque no hay que «olvidar jamás el primer amor, jamás».

El segundo punto que emerge de la narración de Juan es «la invitación: ¡apacienta, sé pastor!». Alguien, hizo notar el Papa, podría quizá objetar: «Pero Señor, sabes, tengo que estudiar porque quiero llegar a ser un intelectual en filosofía, en teología, en patrología…». A estos pensamientos es necesario responder: « ¡Sé pastor, después viene lo demás! ¡Apacienta! Con la teología, con la filosofía, con la patrología, con lo que estudias, pero ¡apacienta! ¡Sé pastor!».

Por lo demás, «el Señor nos ha llamado para esto» y la imposición de las «manos del obispo sobre nuestra cabeza es para ser pastores». Así, después de aquella pregunta «sobre el primer amor», he aquí una segunda pregunta útil para un examen de conciencia para obispos y sacerdotes: « ¿soy pastor o soy un empleado de esta ONG que se llama “Iglesia”?». Una pregunta, que debemos hacérnosla todos, respondiendo a nosotros mismos con la exhortación de Jesús: « ¡Apacienta! ¡Pastorea! ¡Sigue adelante!».

El tercer punto coincide con otra pregunta, precisamente la que Pedro plantea a Jesús respecto al apóstol Juan: ¿y él cómo acabará? Se trata, de «una pregunta interesante», que «Pedro hace por curiosidad, después de este diálogo, cuando mira a Juan: ¿y a él qué le sucederá?».

En el fondo, a Jesús «los apóstoles, precisamente el día de la Ascensión, hicieron la misma pregunta: ¿pero ahora llega el triunfo?». Casi como decir: « ¿Cómo terminará este primer amor que ha caminado tanto? ¿Cómo acabará este ser pastores? ¿Terminará con la gloria, con la magnificencia?». La respuesta, sin embargo, es muy distinta: «No, hermano, acabará de modo más común, incluso la más humillante muchas veces». A lo mejor, «acabará en la cama que te dan de comer, que te tienen que vestir, inservible, ahí, enfermo». No sirve repetir: «Pero, Señor, yo he hecho esto por ti», tuve «un gran amor, he pastoreado como me lo dijiste, ¿y tengo que acabar así?». Sí, se debe «acabar así como terminó Él! Ese amor muere como el grano de trigo y así, luego vendrá el fruto. ¡Pero yo no lo veré!».

El cuarto y último punto está constituido por «una palabra más fuerte: ¡Sígueme!». Es precisamente lo que dice Jesús «si nosotros hemos perdido la orientación y no sabemos cómo responder al amor, no sabemos cómo responder a este ser pastores o no tenemos la certeza de que el Señor no nos dejará solos en los momentos más duros de la vida, en la enfermedad». Este « ¡sígueme!», debe ser «nuestra certeza», siguiendo los pasos de Jesús, en ese camino».

«Por los obispos, y los sacerdotes: el Señor nos dé a todos nosotros la gracia de encontrar siempre, o recordar siempre, el primer amor; de ser pastores; de no tener vergüenza de acabar humillados en una cama» o de perder la razón.

 

 

Canto
Oh Jesús te adoramos, Ven quédate con nosotros.

Tú sangre inmaculada nos limpie de pecado
Y nos conserve puros en tu amistad divina.

Eres la Luz que alumbra, la fuerza que sostiene
La prenda que asegura el premio de la gloria.

 

 

Oremos a María Santísima

Madre siempre llena de amor y de ternura para todo el que implora ayuda, te pedimos intercedas por las necesidades de todos los obispos y sacerdotes.

 

1er. Misterio. Dios tan grande y tan puro ¿puede abajarse a amar al hombre pequeño, pecador? Si Dios tiene esta condescendencia de amar al hombre ¿Cómo puede el hombre corresponder con amor a ese Amor? Merece ser correspondido con fidelidad y renuncia a todo lo que no es de Él.
Oremos por las necesidades de todos los obispos y sacerdotes.

 

2do. Misterio. Este amor apasionado y exclusivo de Dios que perdona y re-crea un corazón nuevo capaz de amar, Necesita ser correspondido con actos de adoración y de obediencia, que suponen una elección radical y un desprendimiento total a todo lo terreno.
Oremos por las necesidades de todos los obispos y sacerdotes.

 

3er. Misterio. Si Dios amo tanto al mundo que entrego a su único Hijo, para que tengamos la vida eterna, pero, así mismos se condenan los que se niegan a creer en el que ha sido enviado y “aman más” las tinieblas que la Luz. La opción es inevitable o el amor por la fe en el Hijo o la ira por la repulsa de la fe.
Oremos por las necesidades de todos los obispos y sacerdotes.

 

4to.Misterio. Amar a Jesús es guardar íntegramente su Palabra y seguirle renunciando a todo. A lo largo del Evangelio se opera una división entre los que aceptan y los que rechazan este amor, en el cual no se puede mantener neutral. Por lo que es preciso que el hombre acepte libremente un amor total y exigente, que debe llevarle a sacrificarse siguiendo a Cristo en el camino de la Cruz, que es el camino del Amor. Ahí es donde se manifiesta el don del Esposo a la esposa.
Oremos por las necesidades de todos los obispos y sacerdotes.

 

5to. Misterio. El calvario es el lugar del amor perfecto, donde se manifiesta la prueba decisiva cuando los amigos del crucificado lo abandonan. Cuando ante las tentaciones de la carne y el razonamiento humano hace falta el Espíritu para poder decir Padre y glorificar a Cristo en las pruebas.
Oremos por las necesidades de todos los obispos y sacerdotes.

 

Recemos la Coronilla de la Misericordia De rodillas o de pie

Padre nuestro…Ave María… Credo…
En las cuentas grandes antes de cada decena.
Padre eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amantísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero.
En las 10 cuentas pequeñas de cada decena.
Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.
Jaculatoria para rezarse al final de cada misterio.
Oh Sangre y Agua que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, Confiamos en Ti
Doxología final después de las cinco decenas.
Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero
(3 Veces)

 

 

Oremos en Silencio
Por las necesidades en todo el mundo en especial por la paz en

Siria.

 

 

 

Los momentos que nos quedan reparemos el Corazón de Jesús que sufre por todos los sacrilegios cometidos en las diversas Iglesias del mundo y por todos los que cometen comuniones y confesiones sacrílegas, oremos para que el Espíritu Santo, les dé luz y conversión y a todos nos permita realizar buenas y sinceras confesiones.

 

Repetimos varias veces esta jaculatoria, para reparar su Corazón:

Cuerpo y Sangre de Jesús, os quiero, os amo y os adoro.

Os pido perdón y misericordia por todos los sacrilegios

cometidos.

Permanezcamos en silencio unos momentos
Escuchemos lo que nos dice el Señor:
“¿Me amas?… Sígueme

 

 

Oremos todos Unidos

¿Qué gracias os daremos,
Oh bienaventurados apóstoles,
Por tantas fatigas como por nosotros habéis soportado?
Me acuerdo de ti,
Oh Pedro y quedo atónito,
Me acuerdo de ti,
Oh Pablo, y…
Me deshago en lágrimas.
No sé qué decir,
Ni sé proferir palabras contemplando vuestros sentimientos.
¡Cuántas prisiones habéis santificado,
Cuantas cadenas honrado,
Cuantos tormentos sostenidos,
Cuantas maldiciones toleradas!
¡Qué lejos habéis llevado a Cristo!
¡Cómo habéis alegrado las Iglesias con vuestra predicación!
Vuestras lenguas son instrumentos benditos:
Vuestros miembros se cubrieron de sangre por la Iglesia.
¡Habéis imitado a Cristo en todo!

S. Juan Crisóstomo
Sermón de Metafraste

 

 

Canto
//te den gracias todos los pueblos
Que todos los pueblos te den gracias//

Señor, que bien se vive aquí en tu casa,
Con Cristo siempre unidos como hermanos
Señor, que esto sea un anticipo
Del cielo que ya estamos comenzando.

 

¡¡¡Unidos en la Eucaristía!!!

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