Es el Espíritu quien ora en nosotros. Oremos para que seamos perseverantes en la Oración.  Hora Santa  Parroquia de San Pío X

Es el Espíritu quien ora en nosotros. Oremos para que seamos perseverantes en la Oración. Hora Santa Parroquia de San Pío X

 Es el Espíritu quien ora en nosotros. Oremos para que seamos perseverantes en la Oración.

Hora Santa

Parroquia de San Pío X

 ora-a-cristo

Se reza la Estación del Santísimo Sacramento…

 

Padre Santísimo, ante tu presencia reconocemos la enorme necesidad de que tu santo espíritu nos asista en todo momento y ante todo momento de nuestra vida, nos abandonamos a ti, siendo dóciles a tus inspiraciones ayúdanos a perseverar en el Amor.

 

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos  8,26-27                 De pie

Hermanos: El Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, porque nosotros no sabemos pedir lo que nos conviene, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que conoce profundamente los corazones, sabe lo que el Espíritu quiere decir, porque el Espíritu ruega conforme a la voluntad de Dios, por los que le pertenecen.

Palabra de Dios

Releemos en silencio y compartimos la frase que más nos llega.

 

 

Canto.

///Espíritu Santo ven, ven /// en el nombre del Señor

 

Acompáñanos, ilumínanos toda la vida, acompáñanos, ilumínanos,

Espíritu Santo, ven, ven.

 

Santifícanos y transfórmanos toda la vida, santifícanos y transfórmanos

Espíritu Santo, ven, ven.

 

 

El mismo Espíritu ora en nosotros

Buscar a Jesús en lo cotidiano. Anselmo Grün

En su epístola a los Romanos, san Pablo nos presenta la vida a partir del Espíritu.

 Si vivimos a partir del espíritu santo nos liberaremos del miedo de no ser lo suficientemente buenos a juicio de los demás. Estaremos libres de la necesidad de tener que demostrar lo que somos y de justificarnos. Hay muchas personas que hacer depender su autoestima de juicio de los demás. Son esclavos cuyo valor en el mercado se mide según la opinión de los demás.

El Espíritu –según san Pablo- nos libera al convertirnos en hijos e hijas de Dios. Como hijos  somos libres ante los comentarios de las personas que nos rodean y ante el poder de este mundo. Si sé  que soy  un hijo amado o una hija amada de Dios no tengo que ir pidiendo en todas partes que me den un poco de cariño. Ya no soy esclavo de otros que pueden determinar mi vida con expectativas. Tampoco soy esclavo de la ley ni de mis propias leyes que me prescriben permanentemente que tengo que ser cada vez mejor y subir cada vez mí alto para actuar más perfectamente.

Al respirar, el espíritu Santo penetra en nosotros. Si seguimos el rastro quizá experimentaremos que está en todas nuestra facultades y que ante él la confusión espiritual del mundo que siempre ha querido esclavizarnos, no tiene acceso. Podremos presentir que todo en nosotros está penetrado y es tocado por el espíritu santo de Dios, por el amor de Dios. Dios no es el Dios lejano sino el que respira en nosotros y nos llena con su tierno amor, el que nos regala con un nuevo sabor, el del amor divino. Esto es muy diferente a la esclavitud de tener que cumplir exigencias internas y externas, porque es una vida de hijos e hijas libres, que viven de verdad. La vida a partir del espíritu santo es para san Pablo la verdadera vida, la nueva vida que Cristo nos regala.

Esta nueva vida se expresa sobre todo en la oración. Pues el Espíritu Santo el que ora en nosotros, el que viene en nuestra ayuda en medio de nuestra debilidad. “Pues no sabemos pedir como conviene, pero el Espíritu intercede por nosotros” (8,26) El Espíritu Santo que respira en nosotros podemos decir a Dios “¡Abba, querido Padre” Jesús se refería a Dios. San Pablo recoge  aquí la oración  de Jesús, con la que oramos junto con El a nuestro Padre. Tenemos derecho a llamarlo con tanta confianza y amor como lo hace Jesús mismo. En la oración podemos experimentar la misma cercanía que Jesús vivió con el  Padre celestial. Algunas personas que no han tenido muy buenas experiencias con sus padres, seguramente tendrán dificultades para llamar a Dios con esa palabra, pero pueden sentir que tiene que haber algo semejante a un padre que apoya, respalda y da valor para vivir.

Releemos en silencio y oramos espontáneamente de acuerdo a lo que leímos.

 

 

Canto.

//Manda el fuego Señor// y bautízanos con tu poder (2)

 

Señor libéranos (3) con tu poder (2)

Señor, úngenos… Señor, envíanos… Señor, sananos…

 

 

 

Oremos a María Santísima

Madre tu eres Esposa del Espíritu Santo y que conoces como  actúa en cada uno de nosotros, ora para que nosotros seamos instrumentos dóciles en manos de Él y podamos conocer los verdaderos secretos de su oración en nosotros.

 

 

1er. Misterio. La vida que proviene del Espíritu Santo, la vida como hijos e hijas de Dios era para los antiguos monjes, sinónimo de oración permanente. Es el Espíritu mismo quien ora en nosotros. No tenemos que esforzarnos por estar formulando palabras conscientemente.

Oremos para que perseveremos en la oración.

 

2do. Misterio.  La oración incesante significa que confiamos en el Espíritu que ora en nosotros. Para san Agustín este tipo de oración incesante consiste en entrar en contacto con el ardiente  deseo que hay en nosotros en el fondo de nuestro corazón anhelamos a Dios. El Espíritu Santo intercede por nosotros con “gemidos inefables” y despierta el anhelo que vive en nuestro interior y del que a menudo nada sabemos por el ajetreo diario en que vivimos.

Oremos para que perseveremos en la oración.

 

3er. Misterio. Orar en el Espíritu Santo significa que anhelamos al Dios del amor con todo nuestro ser. El es el único capaz de colmar este anhelo. “No quieres interrumpir la oración, pues no interrumpas el anhelo, pues el anhelo es tu oración ininterrumpida” dice san Agustín.

Oremos para que perseveremos en la oración.

 

4to. Misterio. Si estamos en contacto con el anhelo de nuestro corazón durante la oración, sentiremos que no somos sólo personas de este mundo sino también del cielo, personas que ya están en Dios.

Oremos para que perseveremos en la oración.

 

5to. Misterio. Entonces el Espíritu nos hará sentir un amor íntimo y lleno de confianza hacia el Padre. Con Jesús podremos decirle al creador del cielo y de la tierra: “Abba, querido Padre” con Jesús nos sabremos hijos e hijas de Dios y no nos sentiremos como esclavos. No tendremos que cumplir leyes sino que  seremos libres, liberados para ser amados por Dios. Esta es la verdadera vida.

Oremos para que perseveremos en la oración.

  

 

 

Recemos la Coronilla de la Misericordia       De rodillas o de  pie

Ofrezcámosla por las necesidades de todo el mundo, en especial por la paz.

Padre nuestro…Ave María… Credo…

En  las cuentas grandes antes de cada decena.

Padre eterno, te ofrezco el Cuerpo y la Sangre, el Alma y la Divinidad de tu amantísimo Hijo, nuestro Señor Jesucristo, como propiciación por nuestros pecados y los del mundo entero.

En las 10 cuentas pequeñas de cada decena.

Por su dolorosa Pasión, ten misericordia de nosotros y del mundo entero.

Jaculatoria para rezarse al final de cada misterio.

Oh Sangre y Agua que brotasteis del Sagrado Corazón de Jesús como una fuente de Misericordia para nosotros, Confiamos en Ti

Doxología final después de las cinco decenas.

Santo Dios, Santo Fuerte, Santo Inmortal, ten piedad de nosotros y del mundo entero

 (3 Veces) 

 

 

Permanezcamos en silencio unos momentos

Escuchemos lo que nos dice hoy el Señor:

 

“…el Espíritu ruega conforme a la voluntad de Dios, por los que le pertenecen”

 

 

Reparemos el Corazón de Jesús

Que sufre por  tanta indiferencia y por todos los sacrilegios cometidos a su

Presencia real en la Eucaristía, pidámosle nos permita acompañarlo este día

Para reparar sus sufrimientos con nuestros actos de amor.

 

Repetimos varias veces esta jaculatoria:

Cuerpo y Sangre de Jesús os quiero, os amo y os adoro. 

 

 

 

 

Oremos todos unidos.

Padre celestial, tu hijo Jesucristo nos ha enseñado a llamarte por el nombre familiar de

 “Abba, querido Padre”.

Te agradezco poder ser tu hijo y no un esclavo,

Valorado por lo que hace.

Concédeme vivir en la libertad de los hijos de Dios y en la confianza de que Tú,

Que eres mi padre, me apoyas y respaldas

Para que yo  me atreva a vivir la vida en plena libertad,

Esta vida que Tú me has regalado,

Una vida en plenitud,

Feliz y alegre en la me pusiste.

 

Anselmo Grün

 

 

 

Canto

Algo va descendiendo (4) eso es el Espíritu Santo (2)

Gloria Aleluya, aleluya, Gloria  a Dios.

 

Se siente aquí (3) el Espíritu de Dios se siente  aquí

Si los ángeles del cielo, alaban al Señor

El Espíritu de Dios se siente aquí.

 

Se mueve aquí (3) el Espíritu de Dios se mueve aquí

Si los ángeles del cielo, alaban al Señor

El Espíritu se siente aquí.

 

Prepárate para que sientas (3) El Espíritu de Dios

Déjalo que se mueva (3) dentro de tu corazón.

 

 

¡¡¡Unidos en la Eucaristía!!!

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3 Comentarios

    1. Paty Martinez

      Muchísimas gracias querida Adriana por escribirnos; cada vez más descubrimos como el amor tan puro y sincero de nuestro Padre se derrama a cada instante en nuestra vida nos damos cuenta que su amor no tiene limites y pues no podia faltar también su presencia en la oración…¡Que hermoso Padre tenemos verdad!… ¡Dios te bendiga!

      Responder

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