San Jénaro, 19 de septiembre.

San Jénaro, 19 de septiembre.

SAN JENARO

Etimológicamente significa “dios de enero”. Viene de la lengua latina.

A lo largo de la historia se le ha invocado varias veces cuando la ciudad sufría o podía sufrir desgracias o catástrofes. De esta forma, los libró de la peste en 1497 y contra las irrupciones que pudo provocar el Vesubio en los años 1631,1698, 1767 y 1779.
Hay pocos datos a cerca de su nacimiento, niñez y adolescencia, conocido como un hombre lleno de Dios.

Lo que más llama la atención de este santo es el milagro de su sangre que, de sólida, se convierte en líquida tres veces al año en la catedral de Nápoles.

Aumenta de volumen y disminuye de peso. Por mucho que se ha estudiado este fenómeno, nadie ha sabido darle – hasta ahora – una respuesta acertada.

Los científicos estudian minuciosamente este milagro. Tan sólo algunos periodistas sensacionalistas recogen cada año opiniones falseadas de este realidad.

No hay explicación ante lo extraordinario y misterioso.
Cuando llega este día, en una ceremonia que se sigue con mucho interés, curiosidad y fervor, un sacerdote coloca en el altar una ampolla en la que está su sangre. La sitúa frente a la urna que tienen los restos del santo.

Lentamente pero con seguridad, la sangre se va haciendo líquida y rojiza y crece de tamaño. Es en este instante cuando todos los presentes comienzan a cantarle.

Murió, Mártir, Obispo de Benevento. Se cree que San Jenaro sufrió persecución por Diocleciano, c.305. Con respecto a la historia de su vida y martirio conocemos bastante poco. Las colecciones varias de “Hechos”, aunque numerosas (cf. Biblioteca Hagiographica Latina, n. 4115-4140) son extremadamente tardías y poco confiables. Beda (c. 733) en su “Martyrologium” sintetizó la llamada “Acta Bononiensia” (ver Quentin, “Les Martyrologes historiques”, 76).

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