Gracia de protección.  Oremos por toda nuestra Santa Iglesia para que todo servidor refleje la luz del  amor de Dios. Hora Santa

Gracia de protección. Oremos por toda nuestra Santa Iglesia para que todo servidor refleje la luz del amor de Dios. Hora Santa

Gracia de protección.  Oremos por toda nuestra Santa Iglesia para que todo servidor refleje la luz del  amor de Dios. Hora Santa

Parroquia de San Pío X

 

Se reza la Estación del Santísimo Sacramento…

Señor, gracias por llamarnos a estar contigo, gracias, porque hemos escuchado tu voz y nos hemos decidido a acompañarte, queremos unir nuestra oración a la oración que en este momento se hace en todas las Iglesias y monasterios del mundo, queremos ser Iglesia orante y unida, trabajando en un solo Espíritu, te entregamos nuestra oración para consolar tu Corazón, por todos los dolores que causamos, además intercedemos para que nos regales una Iglesia renovada, conducida por el Espíritu Santo y enardecida por tu Amor, en donde se viva la caridad fraterna, que todos los fieles  tengamos la capacidad de aceptar ese regalo de tu amor en nuestros corazones para que superemos los errores y diferencias del  pasado y podamos así protagonistas de una vida nueva en el Espíritu.

 

 

Lectura del  libro del profeta Isaías 43, 1-7

Y ahora, así dice el Señor, el que te creó, Jacob; el que te formó, Israel, No temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío.  Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo, la corriente no te anegará, cuando pases por el fuego, no te quemarás, la llama no te abrasará.

Porque Yo soy el Señor, tu Dios, el santo de Israel, tu Salvador como rescate tuyo entregué a Egipto, a Etiopía y Sabá a cambio de ti; porque te aprecio y eres valioso y yo te quiero, entregaré hombres a cambio de ti; pueblos a cambio de tu vida; no temas, que contigo estoy yo; desde oriente traeré a tu estirpe, desde occidente te reuniré. Diré al Norte: Entrégalo; al Sur: No lo retengas;  tráeme a mis hijos de lejos y a mis hijas del confín de la tierra; a todos los que llevan mi nombre, a los que cree para mi gloria, a los que hice y formé.

Releemos en Silencio y compartimos la frase que más nos agrade.

 

Canto.

Gracias quiero darte por amarme, gracias quiero darte yo a ti Señor

Hoy soy feliz porque te conocí, pues te amo y nunca te olvidaré

Hoy quiero ser, Señor amado, como el barro  en manos del alfarero

Toma mi vida, hazla de nuevo, yo quiero ser un vaso nuevo.

Te conocí y te ame, te pedí perdón y me escuchaste

Si te ofendí, perdóname Señor, pues te amo y nunca te olvidare.

 

Gracia de Protección.

“Los libraras de  las maquinaciones humanas,

Escondiéndoles en lo intimo de tu faz” Salmo 30,21

Cuando alguno es perseguido busca un lugar secreto y seguro para librarse de sus enemigos: secreto, para que no lo encuentren, seguro, para que no lo dañen.

Victima de terrible persecución era David, como lo dice en los primeros versículos de este mismo salmo, mas pone en el Señor su confianza y el Señor le prepara como lugar secreto y seguro de refugio su propia faz.

¿Qué quiere decir esto? Que el Señor tiene sobre él su Faz, que tiene en él fijos sus ojos, que no aparta de él su protección.

Nosotros somos también perseguidos; a la terrible persecución de los demonios, se agrega en estos tiempos la persecución visible de los hombres. Mas ¿por qué temer? Dios nos protege; nos ha preparado un asilo secreto y seguro: Su Cristo.

“¡Bendito sea el Señor porque su misericordia se ha derramado sobre mí, guardándome como una ciudad fortificada” ¡Más yo he esperado en el Señor y me llenará de Jubilo y de alegría su Misericordia” Salmo 30, 7.8.22

En medio de todos los combates y en presencia de nuestros enemigos, nos gozaremos y nos regocijaremos en la misericordia del Señor, porque se ha constituido en nuestro protector y en nuestra casa de refugio, porque su Corazón fuerte y dulcísimo, es para nosotros una ciudad  fortificada que nos guarda.

 

Releemos en silencio y oramos espontáneamente de acuerdo a lo que leímos.

 

 

Canto.

El Señor es mi luz y mi salvación, el Señor es la defensa de mi vida

Si el Señor es mi luz ¿A quién temeré? ¿Quién me hará temblar?

Una cosa pido al Señor, habitar por siempre en su casa,

Gozar de la dulzura del Señor contemplando su rostro santo ¡Coro!

No me escondas tu rostro, Señor buscaré todo el día tu rostro,

Si mi padre y mi madre me abandonan, el Señor  me recogerá ¡Coro!

Oh Señor, enséñame el camino, guíame por la senda verdadera,

Gozaré de la dicha del Señor, en la tierra de la vida ¡Coro!

 

 
Oremos unidos a María Santísima

 Oremos pidiendo la asistencia de María Santísima que interceda por todos los integrantes de nuestra Santa Iglesia, implorando su oración, para que el Espíritu Santo opere en nosotros frutos que surjan de hombres nuevos conducidos por Él.

 

1er. Misterio. Sobre las pajas del pesebre yacía el Niño celestial envuelto en blanquísimos pañales. Su dulce Madre le contempla silenciosa, con el corazón deshecho de ternura, con el alma hundida en profunda adoración. Jesús abre sus ojos y de aquellos soles divinos brota la primera mirada de amor.

Pidamos por nuestra Santa Iglesia para que el Señor nos permita tener una Renovación en su estructura, organización y en sus miembros.

2do. Misterio. Su mirada tú la recibiste en tus ojos virginales, en tu alma purísima, fue para Ti, ¿Para quién había de ser? ¿En donde había de reflejarse la luz divina, sino en el cristal inmaculado de la pureza? Y en el fondo de tu alma las guardas como  una luz inextinguible que brilla en el azul de tu cielo.

Pidamos por nuestra Santa Iglesia, para que esa mirada se refleje en todos los que pertenecemos a ella.

 3er. Misterio. A través de nuestros ojos se asoma nuestra alma; una mirada es una emanación de lo divino, que llevamos dentro de nuestro ser, por eso la mirada es lo que  mejor expresa nuestras intimidades: la pureza y el amor, el dolor y el heroísmo, ¡lo que la palabra no dice, lo que no cantan los labios ni cabe por lo sutil en la suavidad de una sonrisa, se escapa del alma envuelto en el velo transparente de una mirada!

Pidamos por todos los Sacerdotes del mundo, por su renovación sacerdotal, para que trabajen bajo la dirección del Espíritu Santo, en unidad y santidad.

 4to. Misterio. ¡Oh Jesús! Daría todas las cosas, hasta la vida, por una mirada de tus ojos. ¿No está condensado en la lumbre de esa mirada cuanto anhela nuestra alma en el ansia infinita de sus deseos? Espero bañarme eternamente en el esplendor de tu mirada, contemplar la Luz en la luz de tus ojos, ¿no es el cielo una eterna mirada de amor?

Pidamos por todos los feligreses del mundo, para que por medio de María Santísima obtengamos una renovación en nuestra vida espiritual.

 5to. Misterio. Y el alma que la recibe debe corresponder a ella reproduciendo la mirada de María, pura, tierna, santísima, trasunto creado pero exacto de la mirada del Padre. Y en la pequeñez y miseria de cada alma –dichosa reproducción de Belén- el Verbo ve a su  Padre a través del alma y el augusto misterio se reproduce otra vez en la tierra, como  una esperanza cierta, como una prenda segura de que aquella alma entrará un día en el gozo perfecto de la eterna mirada de Dios.

Pidamos por todos los ministerios y servidores de nuestra santa Iglesia para que veamos en cada uno de nosotros la mirada de Jesús.

 

Los momentos que nos quedan reparemos el  Corazón de Jesús

Que sufre por los sacrilegios cometidos  en las diversas Iglesias del mundo entero

Y por todos los que cometen comuniones y confesiones sacrílegas,

Oremos para que el Espíritu Santo, de luz y conversión a todos ellos

Y a todos nos permita realizar buenas confesiones.

 

Oremos espontáneamente pidiendo perdón por los pecados propios y del mundo entero.

 

Repetimos varias veces esta jaculatoria, para reparar su Corazón:

Cuerpo y Sangre de Jesús, os quiero, os amo y os adoro.

Os pido perdón y misericordia

Por todos los sacrilegios cometidos.

 

 

Canto

Perdona a tu pueblo Señor

Perdona a tu pueblo, perdónale Señor

 

No estés eternamente enojado, no estés eternamente enojado

Perdónale Señor.

Por tus profundas llagas crueles, por tus salivas y por tus hieles

Perdónale Señor.

Por tus heridas de pies y manos, por los tan inhumanos

Perdónale Señor.

Por los tres clavos que te clavaron, y las espinas que te punzaron

Perdónale Señor.

Por las tres horas de agonía, en que por Madre nos diste a María,

Perdónale Señor.

Por la abertura de tu costado, no estés eternamente enojado

Perdónale Señor.

 

 

Oremos en silencio tratando de escuchar lo que el Señor quiere de nosotros.

 

¡¡¡¡Unidos en la Eucaristía!!!!

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